EL CAPELLAN COMO SIERVO DEL SEÑOR

El termino capellán que nosotros utilizamos hace referencia a aquellos
ministros evangélicos debidamente
ordenados por una Iglesia Cristiana que ejercen labores pastorales o de
conserjería espiritual en instituciones publicas y privadas representando, no a
una Iglesia en particular, sino representando
a Jesucristo. Es un hijo de Dios que no espera a que las personas se
acerquen a la Iglesia
con sus necesidades, sino que sale a buscar a los necesitados donde quiera que
estén.
Los necesitados están en todas partes, en las calles, como el mendigo que recibió la capa de Martín, en sus casas encerrados en sus problemas, en los clubes de barrio, en las escuelas, en las oficinas de gobierno, en las instalaciones militares, en las comisarías, destacamentos, regimientos, en asilos, en hospitales, en cárceles, en donde quiera que halla una persona necesitada espiritualmente...

Dice la palabra de Dios que Jesús mismo les dijo a los Apóstoles que El no había venido a ser servido, sino que vino para servir, (Mr 10:35-45; Mt 20:20-28) y Así como Jesús vino a servir el capellán es instruido para servir en las distintas áreas, para realizar un servicio con excelencia como para el Señor Col 3:23. Siempre anunciando el evangelio, bendiciendo a las personas sin importar su creencia, ni su nacionalidad, ni su etnia, sin hacer excepción de personas, siempre con la mirada puesta en el Señor.
El capellán es un consejero espiritual que ayuda a las personas a utilizar sus recursos espirituales y a tomar decisiones bajo la voluntad de Dios. Es importante el rol que cumple el capellánguardando silencio y escuchando para entender la problemática y sus raíces y luego poder aconsejar sabiamente con la palabra de Dios.
Toda acción del capellán debe iniciarse buscando la dirección de Dios. Siempre dependemos de Dios para que puertas de oficinas, asilos, comisarías, se nos abran. Es de suma importancia que al conseguir estos permisos dentro de toda institución sea de la procedencia que sea, se sigan las reglas al pie de la letra, para mantener nuestro testimonio integro y puro ante Dios y los hombres.
Amado hermano, hermana espero que este material y este primer taller le hayan sido de bendición para su Iglesia y para su vida.
Dios los bendiga grandemente
